La llegada de Mini anunciada para 2012 –aunque su debut está previsto para finales de 2011– y la casi confirmada incorporación de Saab y una marca del grupo VW (puede ser Volkswagen o Skoda) junto con la continuidad de Citroën y Ford puede devolver el mundo de los rallies a pasadas épocas de esplendor.
La 'muerte' anunciada de los actuales WRC y su sustitución por vehículos de nuevo cuño, equipados con motor 1.6 Turbo y de características inspiradas en los actuales S2000, es una de las claves para esta resurrección. Pero también la voluntad de Jean Todt, el nuevo presidente de la FIA, de relanzar una disciplina de la que fue uno de los grandes protagonistas, primero como copiloto y luego como director del equipo Peugeot Sports.
Curiosamente, el declinar de la disciplina comenzó con la decisión de la FIA de ofrecerla a un promotor. Fue David Richards quien se puso al frente de la misma y es curioso comprobar como un hombre de rallies –copiloto de grandes campeones, como Vatanan, primero y preparador y mánager de sus Subaru oficiales después– desvirtuó de forma total la especialidad en aras de una notoriedad mediática que nunca logró alcanzar.
La clave no es sólo el cambio técnico capaz de atraer más marcas. También reside en una relajación de las férreas normas que en los últimos años han encorsetado las pruebas –el 'parque de trabajo' único, la principal de ellas– hasta el punto de haber perdido su personalidad. El mejor ejemplo de ello es la renuncia del Rally de Montecarlo a seguir estando en el calendario del Mundial pese a ser considerada la prueba faro de la especialidad.
Y sobre todo se ampliará el parque de pilotos oficiales y las posibilidades de que los equipos privados compitan. Un Mundial con una veintena de pilotos habituales con WRC es factible. Es el primer paso para la recuperación.
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